Abstract:
En los primeros capítulos se tratan algunos de los múltiples aspectos que reviste la relación entre la escultura (de la que el retablo es durante el período hispanoguatemalteco la más importante y compleja manifestación), y la arquitectura, entre ellos están: La contribución del retablo en la configuración del espacio interior del templo, la circunstancia de que el retablo se componga fundamentalmente de elementos de carácter arquitectónico, la participación del ensamblador en obras de arquitectura, el hecho de que las áreas internas del templo den lugar a distintos tipos de retablos, etc.
En base a la obra de los cronistas se intenta hacer una reconstrucción mental del aspecto interno de los templos durante la época hispanoguatemalteca, para después considerar los principales factores que ocasionaron el rompimiento de la unidad formal y expresiva que caracterizaba al templo guatemalteco del período hispánico.
Se hace referencia a los varios tipos de personas y artistas involucrados en el diseño y manufactura del retablo, considerando además la parte que a cada uno le correspondía.
Seguidamente hacemos alusión al nombramiento de Agustín Núñez como Maestro Mayor del Arte de Arquitecto Ensamblador, y a la petición que le antecedió, con la finalidad de brindar un reflejo del ambiente que rodeaba a la creación artística, del cual fue parte vital tanto la ausencia de una corporación, como de ordenanzas, que regulasen el ejercicio profesional de los ensambladores. Asimismo se hacen varios apuntes sobre las ordenanzas que para regular la manufactura de retablos fueron aprobadas en la Nueva España.
En los capítulos intermedios se revisan las características, composición, recursos formales y expresivos de los retablos renacentistas, barrocos y ultrabarrocos; en relación al retablo salomónico se pone especial atención en sus elementos ornamentales de carácter simbólico, como la vid, la granada, la venera, etc.
En el capítulo XIII, que constituye la parte medular del trabajo, se estudian nueve retablos mayores. El análisis trasciende la belleza formal de éstos, para descubrir el mensaje, esencialmente religioso, que buscaban transmitir al espectador de la época. Además, el análisis evidencia: a) Una jerarquización de los temas al interior del retablo, puesto que los de mayor importancia dogmático-religiosa ocupan los lugares más destacados desde el punto de vista compositivo; b) El establecimiento de una relación metafórica entre el papel que dentro de la estructura teológica-moral que es la Iglesia desempeñan ciertos temas, dogmas o santos, con el papel que dentro del retablo juegan algunas de sus partes constitutivas, como el banco o el remate; c) La selección en cada retablo, de acuerdo al mensaje particular que se quiere transmitir, de uno, o varios, de entre los múltiples aspectos de la vida de los santos representados.
En la segunda parte del capítulo XIII se exponen los resultados de la tabulación de aproximadamente sesenta y cinco retablos, lo que nos da una idea de los santos y advocaciones de mayor culto y devoción.
Finalmente, hacemos algunas consideraciones sobre los principales materiales del retablo: el cedro y el oro. No sólo nos referimos al valor simbólico del oro, sino también a su contribución en hacer sensible al espectador el mundo de lo numinoso, para así infundir en él un anhelo de superación espiritual.