Abstract:
Actualmente las personas viven dos situaciones muy importantes día a día, se tiene por un lado las expansiones urbanas que están sucediendo globalmente y los avances repentinos de la tecnología. Expansiones de urbanización masivas en las que cada vez se busca obtener un ambiente en el que el cliente o usuario tenga una fácil accesibilidad a sus necesidades básicas, como también a necesidades adquiridas (LaNación, 2014). La Cámara Guatemalteca de la Construcción (CGC) menciona en el boletín económico No. 42, que el Banco de Guatemala, proyectó un crecimiento del 2.4 por ciento en sector de la construcción durante el 2018 y a finales del 2019 se terminó con un 3.2 por ciento de crecimiento en dicho sector. El boletín económico No. 50, menciona un crecimiento del 4.9 por ciento para el 2020, esto debido a la autorización de metros cuadrados de construcción, ya sea residencial como no residencial (Recinos, 2019).
Por otro lado, tenemos la impactante revolución digital, estos avances tecnológicos cada día conectan y facilitan las tareas diarias de las personas. Ante toda esta realidad tecnológica que se vive, surge el concepto de ciudades inteligentes, en donde la utilización de tecnología de la información y comunicaciones puedan proporcionar servicios a los mismos ciudadanos. Con ello poder brindar a las ciudades sostenibilidad y un apoyo a la reducción de impacto ambiental, económico y social, logrando así, una solución en el uso de los servicios y modelos de recursos, transporte, gestión de energía, entre otros (Cohen, 2014).
En función de la dimensión tecnológica, herramientas como realidad aumentada (RA), está en aumento debido a las capacidades del hardware y su versatilidad con diferentes dispositivos, logrando ser utilizado en masa y permitiendo su accesible implementación. Es así como, con la incorporación de nuevas funcionalidades, se ha logrado incrementar el número de interacciones y actividades relacionadas a la generación de contenidos para RA. Hoy en día RA es una de las opciones más utilizadas por las empresas para difundir publicidad y experiencias al consumidor, la revista Merca 2.0 menciona que, durante el 2018, se ha gastado alrededor de 3,500 millones de dólares en aplicaciones y softwares de realidad aumentada. Por lo es que claro asumir que no es una tecnología del todo desconocida y sus funciones abarcan muchos campos. Se tiene una estimación que de 2017 a 2025 el mercado de realidad aumentada incrementará de 3.5 mil millones a más de 198 mil millones de dólares (Garibay, 2019)
Es desde estos conceptos donde se establece este protocolo, en el cual se pretende trabajar con tecnología RA y la construcción civil. Orientando a la creación de ciudades inteligentes, desde su ejecución hasta su mantenimiento o modificación. Brindando al usuario una mayor accesibilidad en el control de la obra y su planeación para el mantenimiento y distribución óptimo de tuberías y/o cableado. Con el objetivo de poder almacenar la mayor cantidad de información sobre las instalaciones de una residencia unifamiliar o la recolección de datos de un edificio de más de 100 metros. Creando por medio de un modelo 3D el proyecto, implementando la metodología BIM, tecnología de realidad aumentada y Smartcities para ofrecer un servicio a las constructoras, contratistas, desarrolladoras y demás personal involucrado en la construcción un control y previsión para el mantenimiento de las instalaciones.
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