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INTRODUCCIÓN. La obesidad es una condición de exceso de tejido adiposo en relación a masa magra, y refleja
un desbalance de largo plazo entre la ingesta y el gasto energético. Esta condición se define en
relación a valores normales estándar, tomados de la literatura dependiendo de la edad y el sexo
de la persona. Durante la obesidad, las células grasas pueden aumentar en número (hiperplasia)
y/o en tamaño (hipertrofia), y puede distribuirse por todo el cuerpo, lo que provoca que la
obesidad esté asociada a la presencia de otras enfermedades crónicas como la hipertensión,
enfermedades coronarias, respiratorias y diabetes, entre otras; las que a su vez se asocian con
el alto riesgo de mortalidad. Los individuos obesos, además, tienen mayor riesgo de accidentes,
desórdenes emocionales y discriminación social. A medida que aumenta el peso, se desarrollan
factores que pueden condicionar a arterioesclerosis, hipercolesterolemia, hiperlipidemia o algún
tipo de cáncer. En las mujeres, la obesidad predispone a toxemia del embarazo, osteoartritis,
anormalidades menstruales y cáncer de mama.
En nuestra sociedad, la obesidad aparenta ser más prevalente en ciertas familias o grupos
étnicos y sociales. Lo anterior se debe al impacto que pueden tener la genética y algunas
interacciones ambientales en la etiología de la obesidad y en los últimos años se ha hecho
aparente que la inactividad física es también un contribuyente mayoritario en el desarrollo de la
obesidad. Se ha demostrado que un programa regular de ejercicio, como parte de la actividad física
diaria, facilita la pérdida de peso de un individuo, aumentando el metabolismo banal; lo que a su
vez incrementa el gasto energético total del individuo, disminuye las reservas adiposas y aumenta
la masa magra.
Una vida activa ayuda a largo plazo a disminuir el tamaño de las células adiposas y los
niveles de colesterol y triglicéridos, además aumenta la sensibilidad de las células a la insulina.
Sin embargo, las personas obesas son menos activas que las de peso normal, y esto se debe
regularmente a factores sociales que promueven la inactividad física y la ingesta excesiva de
alimentos. En los últimos años, las sociedades industrializadas han cambiado sustancialmente su
estilo de vida y hábitos alimentarios, incrementando el consumo de sal, alcohol, grasas saturadas,
colesterol y azúcares refinadas y disminuyendo el de carbohidratos complejos y fibra. Además, se
ha dado una disminución en el nivel de actividad física de las sociedades en vías de desarrollo,
notándose un aumento en el número de personas que migran de áreas rurales a comunidades
urbanas, lo que trae consigo cambios bruscos en su estilo de vida e ingesta de alimentos. La
prevalencia de la obesidad, por lo tanto, ya no se limita a los países industrializados, sino también
existe en las sociedades en vías de desarrollo, donde el desarrollo económico se ve acompañado
de la adquisición de nuevos riesgos relacionados con el estilo de vida y la dieta.
La importancia que está tomando el problema de la obesidad y la falta de actividad física en
países en vías de desarrollo como el nuestro, es lo que motiva la elaboración de este trabajo,
además de un especial interés en conocer los patrones de actividad física de las mujeres del área
urbana de Guatemala, sobre el que hay muy pocos estudios publicados El presente trabajo estudia el tipo de actividad física de una muestra de mujeres de nivel
socioeconómico medio de la ciudad de Guatemala, que realizan algún tipo de ejercicio aeróbico
como parte de su patrón de actividad física diario. La muestra está dividida en dos grupos, el
primero encierra a mujeres de estado nutricional normal (grupo control), y el segundo, a
mujeres clasificadas como obesas.
El objetivo principal del estudio es comparar el tiempo que dichos grupos destinan a
actividades físicas de diferente intensidad y relacionar estos datos con su estado nutricional. |
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