Abstract:
INTRODUCCIÓN.
Los alumnos de todos los tiempos han tenido la experiencia
de encontrarse con diferentes profesores. Algunos se caracterizan
por la forma estricta ce calificar, llegando ésta a ser
motivo de temor o rechazo por parte de los alumnos, mientras
que para el profesor puede ser en muchos casos motivo de orgullo,
considerándose a sí mismo como "profesor fuerte". otros,
en cambio, se caracterizan por ser muy débiles cuando se trata
de poner calificaciones; son estos los que los alumnos catalogan
como "profesores flojos".
En sentido general los calificativos de "profesor objetivo"
o "justo", "fuerte" o "exigente", "débil" o "benevolente", bien
pueden aplicarse al profesor con relación a la manera de calificar u otorgar notas, pero es muy raro que el estudiante lo considere imparcial al evaluar sus trabajos o pruebas.
En muchas ocasiones se ha dicho que existen tantos criterios diferentes para asignar calificaciones como profesores de secundaria. Aunque esta expresión parece un tanto exagerada, hay mucho de cierto en ella. Por esta razón no siempre es posible conocer la naturaleza o la fuente de los datos que el profesor toma en consideración para asignar las calificaciones.
Un maestro puede basar sus calificaciones exclusivamente en la
capacidad demostrada en las pruebas escritas, en tanto que otro posiblemente se fija en la limpieza de los trabajos, en la regularidad con que entregan loa deberes, en la puntual asistencia a las clases, en el comportamiento, en la participación, etc. por esto
se puede notar que los maestros de una misma escuela y aún los de un mismo curso variar notablemente en lo que se refiere a criterios de evaluación y a las normas de que se valen para otorgar las calificaciones.
En vista de que usualmente no existe un criterio establecido y controlado para asignar calificaciones por parte de los profesores, muchos autores han sugerido ciertos criterios importantes y que deben tomarse en cuenta. entre otros se puede citar a McKeachie (1974) y A.R. Mager (1975). El último considera que todos estos problemas se presentan cuando los profesores califican con referencias
a normas y no a criterios. al calificar con referencia a normas,
el profesor compara la actuación de un estudiante con la de otro,
lo que provoca la subjetividad en las calificaciones. En cambio,
la evaluación con referencia a criterios se hace comparando la actuación
de los alumnos con los objetivos que el profesor ha establecido previamente. De esta manera puede garantizarse mayor objetividad al calificar. Es decir, si el alumno evaluado demuestra haber alcanzado los objetivos trazados por el profesor, puede considerársele aprobado y en caso contrario, reprobado.
Cuando no se toman en cuenta las consideraciones antes señaladas es muy posible que se cometan injusticias al calificar a un alumno y se fomente una actitud negativa hacia el profesor. Este hecho puede trascender aún más, y provocar en el alumno una actitud de indiferencia hacia la asignatura evaluada.
Teniendo presente las consideraciones antes mencionadas sobre los serios problemas que pueden causar. en' los alumnos las calificaciones asignadas subjetivamente, se pretende mediante el presente estudio, determinar la relación que puede darse entre la actitud de los alumnos hacia la asignatura y hacia el profesor que la imparte, y las calificaciones que dicho profesor otorgue a los alumnos en la asignatura evaluada. RR