Abstract:
INTRODUCCIÓN. Hace siglos que el hombre contempla el firmamento y divaga
tratando de capturar el universo en un concepto. Ha ensayado
explicaciones. Ha buscado comprender el tiempo y el espacio.
Las ideas varían, sin embargo, de individuo a individuo,
de cultura a cultura. La verdad absoluta escapa al entendimiento
humano.
Para los mayas, la eternidad y el infinito eran dimensiones
de un único concepto circular; para los hotentotes del
África, cualquier cantidad mayor que tres es innumerable, infinita.
La racionalización cambia; la sensación de vértigo e
impotencia prevalece. La inteligencia humana sucumbe ante
tales abstracciones; el espíritu se angustia.
La literatura, forma sublime de la expresión del hombre,
ha transportado estos conceptos a través de la historia. Los
escritores han buscado diversas maneras de llevar al lector
fuera de las fronteras cotidianas hacia realidades que ellos
son capaces de ver y concebir, gracias a una sensibilidad poco
común.
En el siglo XX, bajo el influjo del avance científico, el
humano fundamenta su concepción del mundo en leyes físicas y
procedimientos numéricos. Su conducta expresiva también se modifica: el artista opta por una disciplina rigurosa y lógica,
contraria a la libertad explosiva de tendencias anteriores.
La creación literaria se concibe como un fenómeno
científico y se rige por normas y procedimientos similares-
Jorge Luis Borges destaca en este aspecto. Muchas de sus
obras conducen al lector, mediante procesos matemáticos y
fundamentos físicos, a dimensiones esotéricas y concepciones
insólitas (pero a la vez coherentes) del tiempo y del espacio.
El presente trabajo pretende descubrir al lector de "El
Aleph" las técnicas y recursos empleados por el autor para
plasmar el concepto y la sensación del infinito.
"El Aleph" constituye, a mi parecer, una de las obras de
la historia de la literatura que mejor capta y expresa esta
abstracción suprema. El autor compone, mediante meticulosa
elección de todas sus partes, un diseño narrativo que obliga
al lector a enfrentar la magnitud del concepto y a vivir la
emoción vertiginosa que encierra.
En los últimos años del siglo pasado, surgió en Alemania
la teoría de los números transfinitos que adoptó, como símbolo
básico, la primera letra del alfabeto hebreo: aleph.
Los matemáticos crearon un proceso lógico para describir y
manejar el infinito.
Borges nombra su relato (y la antología total) de la misma manera. He descubierto que también utiliza el proceso
matemático respectivo en la formación de la estructura narrativa.
"El Aleph" abunda en otros procedimientos numéricos y
configuraciones geométricas. Me propongo efectuar un análisis
literario con énfasis en el uso de estructuras matemáticas:
pretendo probar cómo el autor las utiliza para conformar
la trama e imponer al lector el concepto del infinito y
su consecuente ámbito y de ninguna manera deseo incurrir en
paráfrasis inservibles./1/
Pretendo efectuar un análisis específico
de las partes esenciales del relato y su función estructural.
Fundamentaré mi demostración con citas textuales.
En cuanto a la matemática, haré referencia precisa a conjuntos,
series y secuencias, y estructuras geométricas. He recurrido
frecuentemente al libro Bridges to Infinity, de
Michael Guillen, para ilustrar procedimientos específicos
Nada es fortuito en Borges. A mi juicio, la relación entre
la teoría cantoriana de los números transfinitos y su
cuento es evidente. El autor utiliza estructuras matemáticas
para hilvanar una forma narrativa efectiva y estética. El
nudo del relato se compone primordialmente de sustantivos colectivos
o en plural. Borges construye una enumeración de conjuntos que, bajo las leyes matemáticas, pueden extenderse
indefinidamente, más allá del infinito, hacia las magnitudes
que se denominan "alephs".
Aislar estos recursos y mostrar su función literaria y
estructural es la finalidad principal de esta tesis. Asimismo
probaré que, mediante la unión integral de todas las partes,
el autor crea una obra capaz de expresar la carga semántica
de tal abstracción y de provocar la emoción que el infinito
infunde al ser humano.