Abstract:
INTRODUCCIÓN. Dulce o salada, en el agua radica el principio de la vida de nuestro
planeta. La dulce, la que utilizamos para beber, es un recurso agotable que
hay que ahorrar. De la salada depende buena parte de nuestra subsistencia
como fuente imprescindible de recursos alimenticios y reguladora de la
calidad del aire que respiramos. Mantenerla limpia es un compromiso de
todos.
El agua es fuente de vida y su presencia es fundamental en nuestro
planeta, tanto para la vida humana y animal como para la de las plantas. Por
tanto, cuando el agua está contaminada, ésta resulta en un trastorno
biológico.
Las recientes necesidades de la población, los cambios climatológicos
y la alarmante contaminación de ríos y acuíferos subterráneos han inquietado
a la población. El agua comienza a ser un bien escaso, el cual hay que
administrar y depurar para poder así protegerlo con cuidado antes que sea
demasiado tarde.
Toda comunidad produce residuos sólidos como líquidos; los residuos
líquidos son conocidos como aguas residuales o aguas negras. La
contaminación de una fuente de abastecimiento o una potencial fuente de
abastecimiento mediante la descarga de aguas negras no tratadas o
inadecuadamente tratadas, no puede ser tolerada.
Desde el punto de vista de su origen, podemos definir el agua residual
como la combinación de residuos líquidos o aguas portadoras de residuos.
Estos residuos pueden provenir de: residencias, industrias, o comercios, y
eventualmente pueden agregarse aguas subterráneas, superficiales y
pluviales. En forma simple podemos decir que el agua negra es agua potable
a la que se le ha agregado una serie de contaminantes, que ocasionan una
degradación del líquido, y si éste no es tratado adecuadamente, una
degradación del medio ambiente.
Los efectos de las aguas residuales, en general dañinos, se pueden
dividir en: efectos sobre la salud, efectos sobre el medio y efectos sobre los
cuerpos de agua.
La naturaleza tiene procedimientos que tienden a restaurar la calidad
del agua, por medio de los sistemas de tratamiento. Lo que se desea es
establecer las condiciones para que estos procesos se realicen en los lugares y
en el tiempo deseado a fin de disminuir el daño ocasionado al agua. El
principal objetivo del tratamiento es estabilizar las aguas negras sin producir
olor o molestias y sin poner en peligro la salud.
El tratamiento de las aguas negras es, a la fecha, un campo sin límites.
En la actualidad se cuenta con la capacidad de poder tratar las aguas
residuales y obtener agua 100% potable. A medida que el grado de
tratamiento de las aguas residuales es mayor, el costo de la planta y su costo
de operación aumentan. Tomando en cuenta estos parámetros, la única
solución a la problemática nacional es adecuar los sistemas de tratamiento a
la realidad física y socioeconómica de las comunidades donde las mismas se
implementarán.