Abstract:
INTRODUCCIÓN. Los incensarios son vasijas ceremoniales consideradas dentro de la arqueología, como
portadores de valiosa información sobre las prácticas religiosas de los antiguos habitantes. A
través de ellos se pueden plantear interpretaciones asociadas a diferentes tipos de rituales y
ceremonias. Además, reflejan aspectos iconográficos que se ligan a la símbología y cosmovisión
prehispánica.
En la arqueología, los incensarios se definen como contenedores que fueron usados para
quemar resinas aromáticas naturales, sin descartar la posibilidad de ser utilizados para colocar
otro tipo de ofrendas. El incensario es sinónimo de brasero y sahumador. Esta definición es
funcional y deja ver que las formas mismas de los incensarios son muy variables. La mayoría son
de barro y piedra, pero también existen algunos de madera, jade e incluso hule. Otro rasgo que
hace que los incensarios sean heterogéneos es que se encuentran en todas las regiones de
Mesoamérica: Tierras Altas, Tierras Bajas y las costas, a lo largo de toda la época prehispánica
(Rice, 1999: 25).
La parte más importante del incensario es el receptáculo, que puede tener formas
variadas, ya sea un cuenco, plato, vaso, o superficie plana. A esta forma básica se le añadían asas,
bases (pedestales), tapaderas y/o pestañas. Los adornos eran fabricados del mismo material del
incensario o de estuco. Los diseños podían incluir figuras humanas, animales, o mezclas, para
formar efigies, caras, etc. (Ibídem). Los incensarios de barro son por definición formas cerámicas
especializadas (Chase, 1988: 92), y por lo tanto deben tratarse por separado en los análisis
cerámicos (Ferree, 1972: iii-iv).
Los estudios arqueológicos que se enfocan solamente en los incensarios son limitados.
Existen trabajos que tratan el tema en un ámbito regional, como el de Gann (1934) y Rice (1999)
para las Tierras Bajas. También hay estudios sobre sitios específicos como el de Robert y Barbara
Rands (1959) y Cuevas y Bernal (2002) en Palenque; Gareth Lowe (1965) para Izapa; Ferree
(1972) en Tikal; y Benyo (1979) en Quiriguá. Por otro lado, Borhegyi publicó tres artículos en
1950 y 1951, que incluyen información detallada sobre los incensarios de tres picos y los de tres
cabezas en Guatemala. Allí se hace una descripción de los ejemplares disponibles mostrando una
tabla cronológica y un mapa con su ubicación (Borhegyi, 1950, 1951a y 1951b).
El tema central de esta tesis es el estudio de los incensarios de tres cabezas, específicamente
en la región de Escuintla, Guatemala. Hasta la fecha, no existe investigación formal ni sistemática
que haya tratado a estos incensarios más allá de la mera descripción y documentación de los
mismos. La mayoría de las muestras son parte de colecciones que no tienen una procedencia clara, o son material de recolección de superficie. La importancia de este trabajo radica en que se
tuvo la oportunidad de llevar a cabo una investigación de rescate, donde se había encontrado un
denso depósito de fragmentos de incensarios de tres cabezas. Este lugar se denomina Quebrada la
Culebra y se ubica en Nueva Concepción, Escuintla, Guatemala. Allí, se realizó una excavación
con contextos controlados, que ayudó a determinar la naturaleza de estos incensarios, tanto
temporal como geográficamente.
Los incensarios de tres cabezas han sido llamados de diferentes maneras por los
arqueólogos. Seler (1915) los llamaba "agarradores internos de tapaderas de incensarios", Linné
(1934) los llamaba "cuencos con tres agarradores internos" y Drucker (1943a y 1943b) los
llamaba "vasijas con orejetas verticales". Borhegyi (1951a) decide eliminar todos estos nombres
que se refieren a la misma forma de incensario bajo el nombre de rim-head vessel (vasija con
cabeza en el borde) (Borhegyi, 1951a: 115). En esta tesis se utilizará el nombre "incensario de tres
cabezas", ya que la propuesta de Borhegyi no indica la función de la vasija, identificada aquí
corno un incensario. Además, tampoco menciona el número de cabezas y pude ser fácil introducir
en la categoría otro tipo de incensario que tenga solamente una cabeza (e.g. los incensarios
lacandones o los incensarios de Mayapán).
Este tipo de incensario se caracteriza por tener tres cabezas adheridas al borde del cuenco
principal que conforma el incensario. Se han reportado en Guatemala, México, El Salvador y
Honduras (ver Tabla 1) (Kidder, 1943:81). Fue Borhegyi (1950, 1951a, 1952b) quien realizó un
estudio de recopilación sobre la información de estos incensarios en Guatemala; sin embargo,
también hay otros artículos e informes de campo donde se menciona la aparición de estos
especímenes.
La tradición de los incensarios de tres cabezas se remonta al Preclásico Tardío en el
altiplano guatemalteco. Es en el sitio Kaminaljuyú donde se han encontrado los ejemplares más
antiguos de este tipo, adjudicándosele así, el lugar de origen. Luego aparecen vasijas con
características similares en Teotihuacan, donde predominan durante el Clásico Temprano y
Tardío. Durante el Clásico Tardío es cuando estos incensarios aparecen en más sitios y regiones.
En el centro de México aparecen en otros sitios como Santiago Ahuizotla y en el Golfo de
México, en Cerro de las Mesas y Tres Zapotes. Durante este mismo período, aparecen los
incensarios de tres cabezas en la Costa Sur de Guatemala en sitios importantes como Bilbabo y El
Baúl.
La singularidad de los incensarios de tres cabezas de Escuintla y su rol dentro de la
dinámica del Clásico Tardío, hace que esta investigación sea clave para abrir espacios a futuras
investigaciones arqueológicas sobre el tema. Además de ser un aporte al tema general de los incensarios, tratando aspectos como el uso, función, fabricación, iconografía y simbología de los
mismos.
A partir del hallazgo de Quebrada la Culebra, que incluía moldes para la fabricación de
cabezas de incensarios, se planteó la posibilidad que el sitio haya sido un lugar de manufactura de
dichas vasijas. Esta hipótesis será puesta a prueba por medio de la excavación y análisis de
material cerámico. A la vez, se propone que estas vasijas, aquí llamadas "incensarios de tres
cabezas", fueron utilizadas de forma ritual o ceremonial, conllevando la quema de incienso dentro
de las mismas. Ligada a esta idea se buscarán posibles interpretaciones sobre el significado
simbólico de los incensarios.
Las preguntas básicas que esta tesis busca responder son ¿Qué forma tenían los incensarios
de tres cabezas en Escuintla? ¿Cómo se usaban dichos incensarios? ¿En qué lugares de Escuintla
y en qué período se utilizaban? ¿Qué función tenían entre los antiguos habitantes? ¿Qué
significado simbólico representaban? Y, por último, ¿cuál fue su importancia en Escuintla?
Los objetivos generales de esta investigación se enfocaron en documentar de forma
sistemática la variabilidad de los incensarios de tres cabezas en los sitios de Escuintla, Guatemala.
También se buscó ubicados en un espacio y tiempo determinado, de acuerdo con la cronología ya
establecida para la Costa Sur, además de reconstruir el tipo de actividad asociado a los mismos.
Por último se interpretó el significado social y religioso de estas vasijas.
Los, objetivos específicos de esta investigación incluyeron hacer una excavación en
Quebrada la Culebra, enfocada en encontrar evidencia sobre los incensarios de tres cabezas para
obtener una muestra que permitiera el estudio de sus atributos, tales como forma, decoración y
técnicas de manufactura. También se revisaron los fragmentos de incensarios que se encuentran
en otras colecciones cerámicas disponibles de Escuintla. Se realizó una tipología cerámica para
fechar el material obtenido en la excavación de Quebrada la Culebra, y se comparó con el
material obtenido en los proyectos anteriores de Escuintla. Todo esto ayudó a analizar la función
y posible uso de los incensarios de tres cabezas, además de sustentarse con datos etnográficos y
etnohistóricos sobre el tema. Se buscó interpretaron las actividades desarrolladas en Quebrada la
Culebra tomando en cuenta los resultados de excavación y atributos generales de la cerámica, de
manera que el sitio estuviera dentro de un panorama regional que permitiera entender la dinámica
de Escuintla asociada a los incensarios de tres cabezas. Por último, se estudió la iconografía de
estas vasijas y de las cabezas mismas representadas, para compararlas con estudios anteriores
sobre el tema simbólico y con prácticas religiosas contemporáneas que involucran incensarios.
Esta tesis está estructurada en seis capítulos. El Capitulo II, hace una breve introducción a
los tipos de incensarios mesoamericanos e incluye una descripción exhaustiva de los incensarios de tres cabezas reportados en sitios de toda Mesoamérica, incluyendo los de Escuintla. En el
Capítulo III se expone la metodología y los lineamientos seguidos durante la investigación, tanto
de excavación como de análisis de laboratorio. Luego en el Capitulo IV, se da un resumen de las
excavaciones realizadas en Quebrada la Culebra. En el Capítulo V se presentan los resultados,
resumiendo las características que sobresalieron durante la excavación, y se detalla el análisis
cerámico y lítico, incluyendo también un apartado especial para el estudio de los incensarios
mismos y las diferentes figuras representadas en sus cabezas. Los capítulos VI y VII revelan la
naturaleza del sitio Quebrada la Culebra. Además, pretenden englobar la información sobre los
incensarios de tres cabezas en Escuintla, con temas de interés general para la arqueología
mesoamericana. Se tratan características sobre el uso, función y significado de estas vasijas, y se
da un panorama geográfico-temporal que permite tener una visión regional del papel de los
incensarios de tres cabezas dentro de las sociedades prehispánicas de Escuintla. RR