Abstract:
No le dieron la vida, sino un costal de sombras. Tal vez haya sido un legado mezquino, pero de ese tamaño fue la herencia que recibió de sus padres. Después su hija Anara se encargó de malgastarla.
Ocupado en asuntos del gobierno, Cayetano padre anduvo de arriba abajo, trotando y tropezando por los pedregales de los cargos públicos, hasta que lo largaron del pueblo.
De cómo fueron las cosas el día en que su padre se fue al destierro, no supo nada. Solamente cuando su madre creyó que ya tenía suficiente edad corno para entender las cosas, le dijo: "A tu padre lo botaron del pueblo, Cayetano. Es mentira que se haya ido por propia voluntad". Entonces, él se quedó ahí, pasmado, como si lo hubieran clavado en la tierra donde se paraba, como si no hubiera comprendido una palabra, tratando de asimilar el golpe de saberse huérfano sin serlo.