Abstract:
El crecimiento y desarrollo del niño se caracteriza por una secuencia ordenada de eventos cronológicos, numerosos detalles en su expresión física y cognoscitiva, y por la gran variabilidad de resultados respecto de la capacidad física y funcional del individuo. Además, se caracteriza por la interacción de múltiples factores biopsicosociales y nutricionales que determinan la óptima realización del potencial genético de cada ser
humano. Esencialmente, depende de la herencia y del medio social donde se desenvuelve el niño, del acervo y las tradiciones culturales que lo rodean y de la capacidad de satisfacer sus requerimientos nutricionales en cada momento específico de la vida. Los órganos y tejidos, la sangre, el cerebro y los huesos del niño así como su potencial intelectual y físico se forman durante el período comprendido entre la concepción y el tercer año de vida. Al nacer, el niño cuenta con neuronas conectadas por sinapsis, los complicados empalmes neurales que comienzan a formarse en la decimotercera semana de gestación. Esos empalmes, que se multiplican más velozmente después del nacimiento, en gran parte debido al estímulo y la atención que recibe el niño, llegan a muchos millones cuando el niño sano cumple dos años y medio. El desarrollo físico, mental y cognoscitivo depende de estos vínculos de comunicación entre las neuronas.