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Las ciudades se definen y abordan desde distintas perspectivas; no obstante dos componentes esenciales al momento de analizar una ciudad son las personas y los sistemas que la conforman.
Las interrelaciones entre los habitantes y los sistemas, como la infraestructura y los servicios de una ciudad, resultan complejas de definir dado que existen diferentes variables. El contexto de los habitantes, sus necesidades, motivaciones, aspiraciones y problemas contribuyen a la diversidad de factores a considerar. Desde este punto de vista resultaría difícil determinar los factores que mejoran o perjudican la movilidad en una ciudad. En estos casos resulta conveniente analizar la ciudad por medio de la visión de ciudades inteligentes ya que está se enfoca en crear soluciones basadas en las personas, la calidad de vida y la eficiencia de sus servicios por medio de herramientas tecnológicas.
Esto se logra por medio de una capa de información digital compuesta por servicios e infraestructura para recopilar y acceder datos en tiempo real. De esta forma, se genera un repositorio de información que puede ayudar a predecir tendencias o comportamientos, establecer correlaciones y optimizar procesos. Bajo este escenario, los modelos de transporte pueden incrementar su productividad y mejorar la experiencia del usuario cuando se implementan desde el punto de vista de ciudades inteligentes (IGLUS & EPFL, 2020).
Las alternativas de transporte generadas y las mejoras en los sistemas existentes parten de un legado de información recopilado de infraestructura como cámaras, sistemas de posicionamiento global (GPS por sus siglas en inglés), teléfonos inteligentes, sensores, entre otros, que recopilan información de los ciudadanos y su interacción con los sistemas. Siendo esta la propuesta de valor de la visión de una ciudad inteligente, es posible replantear modelos de transporte y generar nuevas alternativas. Las ciclovías y modelos de bicicletas compartidas, como modo de transporte alternativo, se convierten en parte de la solución al tráfico y la gran cantidad de automóviles (Stamatiadis et al., 2017). En la actualidad, la eficiencia del uso del automóvil disminuye conforme incrementa el tránsito (congestionamientos), por lo que es necesario buscar otras opciones (IGLUS & EPFL,
2020).
La bicicleta, además de su uso recreativo, cuenta con un alto potencial para emplearse como una alternativa sostenible de transporte dentro de una ciudad al ser de bajo costo, tener un impacto ambiental bajo y poseer una alta eficiencia (en términos de espacio ocupado y capacidad de llegar de un punto A a un punto B) (Stamatiadis et al., 2017). No obstante, se requiere de infraestructura y planificación para que el movilizarse en bicicleta o algún vehículo de propulsión humana (velocípedo) sea viable. Ciudades alrededor del mundo han reconocido la oportunidad de solventar problemas como el congestionamiento vehicular por medio del fomento del uso de bicicletas compartidas. Abordar la bicicleta como un modo de transporte desde la visión de ciudades inteligentes es esencial
para maximizar su rendimiento, aumentar el número de usuarios, facilitar la transición de un modo a otro y mejorar la conectividad de una ciudad. Además, por medio de herramientas digitales que permitan generar data en tiempo real sobre el modelo de transporte, es posible alcanzar una mejor planificación e inversión de los recursos (IGLUS & EPFL, 2020) (Smart City Press, 2019).
Aunque muchas de las ciudades inteligentes se enfocan y buscan la automatización de los modos de transporte para reducir los errores humanos (accidentes de tránsito, infracciones, bloqueo de intersecciones, etc) y el congestionamiento, resulta conveniente analizar la bicicleta compartida desde esta perspectiva dado que es un modo de transporte cuya infraestructura cuenta con una alta facilidad de implementación, al requerir una menor inversión que otras alternativas (trenes, metros, teleféricos, etc.) y además ha resultado de gran ayuda para otras áreas urbanas importantes como Londres, Manhattan, Bogotá, Amsterdam, París, etc. Ante esta premisa, el siguiente trabajo de graduación
pretende elaborar un plan piloto para el desarrollo de un modo de transporte de bicicleta
compartida para conectar la ciclovía de la avenida Reforma y Américas con las universidades: Francisco
Marroquín, Rafael Landívar y del Valle, bajo la visión de ciudades inteligentes. (IGLUS &
EPFL, 2020).
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