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PREFACIO.
El propósito de esta novela es describir la cultura ladina de principios de siglo en el área rural de,Guatemala a través de la vida de un individuo, su sociedad y los hechos históricos que vivió. Desea despertar entre los guatemaltecos el interés por lo que es verdaderamente nuestro y contrarrestar influencias foráneas que los medios masivos de comunicación realzan en menoscabo de nuestro sentido de identidad nacional.
José Domingo surgió en el año de 1981 cuando el Dr. Alfredo Méndez
Domínguez, entonces Decano de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad del Valle de Guatemala, inició con sus estudiantes una investigación sobre la forma de vida de los guatemaltecos a principios de siglo. El veía entre nosotros una completa desinformación sobre nuestro pasado reciente y consideraba que conocerlo era fundamental para la comprensión de nuestra cultura. Esta investigación se realizo a través de biografías de hombres y mujeres de diferentes grupos étnicos y clases sociales. En mi caso elegí trabajar con un ladino originario de una comunidad del occidente de Guatemala, Tacaná, pues yo conocía el lugar por haber trabajado el año anterior recolectando datos sobre religión indígena. Ante mi entusiasmo por el género biográfico, el Dr. Méndez me incentivó a desarrollar una investigación más exhaustiva con base en la inicial que dio como resultado esta obra.
Buscando modelos del género biográfico en trabajos realizados en otros países, encontré que la presentación de las narraciones de los individuos estudiados se hace a través de las propias palabras del biografiado, por medio de diarios o por la exposición de los datos en forma de novela. De modo que los hechos se presentan desde un solo punto de vista, el de la persona biografiada. Pensé que si los datos aparecieren en una novela con un narrador de tipo omnisciente, se daría una visión más global de la comunidad y la época estudiadas.
Mi intención al elegir la novela como medio de presentación de los
datos etnográficos, es lograr una mayor penetración en un público más extenso que el profesional. Asimismo, deseo producir en el lector un sentimiento de vivencia que lo lleve a valorar su pasado reciente.
Tacaná es una comunidad sobre la cual no se ha publicado ningún trabajo histórico ni antropológico. Las investigaciones realizadas por un, norteamericano en la década de los cuarenta nunca se publicaron porque el autor murió durante la Segunda Guerra Mundial.
Mi trabajo se basa en la infancia y adolescencia del señor José Domingo Laparra. Siendo su vida representativa de la gente común de su pueblo, no es una biografía excepcional; por el contrario, es una vida "normal" dentro de su contexto social "normal": una biografía que no sale de lo usual y que nos proporciona una visión del vivir cotidiano de las personas de principios de siglo en esa región del país.
Tuve la suerte de encontrar en el octogenario señor Laparra, un informante de alta capacidad intelectual, buena memoria y un amplio criterio. Esta última característica de su personalidad fue la más influyente para que me proporcionara datos de su vida sin reserva alguna. La mayoría,de los datos se obtuvieron mediante largas sesiones durante seis meses de trabajo en la ciudad capital donde el señor Laparra actualmente reside.
Otras personas oriundas del lugar también cedieron parte de su tiem
po para contarme costumbres de Tacand. Entre ellas se encuentran las señoras Nada de Muñoz, Dolores Laparra, Teresa Gálvez, Ema Muñoz y Flora Dardón. La información proporcionada por estas personas fue muy provechosa pues corroboró y complementó las proporcionadas por el señor Laparra. Las expresiones, modismos y forma de hablar de los informantes grabadas en cintas magnetofónicas sirvieron, a su vez, de modelo para escribir los diálogos de la novela.
Los personajes que aparecen en José Domingo vivieron a principios
de siglo en Tacaná, los sucesos que se relatan también sucedieron. Pero la forma como se presentan es creación personal. Esta aclaración es pertinente para que el lector pueda diferenciar los, datos etnográficos e históricos de la creación literaria.
La recolección de datos históricos me llevó alrededor de seis meses
en 1983, período en el cual hice investigaciones en el archivo parroquial y municipal de Tacaná, la Hemeroteca Nacional y el Archivo General de Centro América. Desafortunadamente los primeros archivos son muy incompletos debido a la destrucción de sus edificios por incendios y terremotos. En la Hemeroteca Nacional consulté revistas de la región y periódicos del área de los años comprendidos entre 1895 y 1920. En el Archivo General de Centro América no encontré documentación en la sección de Municipalidades pues la de Taca no envió en 1957 la documentación
que el gobierno central solicitó a las Municipalidades de la República. Pero en la sección de Jefaturas Politices, encontré en la de San Marcos abundante correspondencia enviada por autoridades y vecinos de Tacaná concerniente a un gran número de sucesos políticos, económicos, sociales, así como de catástrofes naturales.
El Municipio de Tacaná, llamado en la época colonial Nuestra Señora
de Asunción Tacaná, se encuentra en el Departamento de San Marcos. Al oeste, colinda con la República de México, al norte con Municipios del Departamento de Huehuetenango, al sur con el Municipio de Sibinal y al este con los de San José Ojetenám e Ixchiguán del Departamento de San Marcos. Su extensión es de 302 km².
Hasta 1959 año en el que se inauguré la carretera, las vías de comunicación eran muy malas, lo cual hacia de Tacaná uno de los pueblos más inaccesibles del área localizado en un valle rodeado de montañas que sobrepasan los 10,000 pies de altura y que pertenecen al sistema montañoso de la Sierra Madre. Este aislamiento geográfico contribuyó a que se conservaran muchas e interesantes tradiciones hasta la década de 1950.
Algunas de las costumbres de los habitantes de Tacaná relatadas por
el señor Laparra han desaparecido y otras están por desaparecer debido a una fuerte migración hacía ciudades más importantes de México y Guatemala a la proliferación de sectas evangélicas y a otras causas. El deseo de darlas a conocer me lleve; a desarrollar esta investigación y presentarla como trabajo de graduación.
En Tacaná conviven individuos de dos culturas: ladinos e indígenas;
éstos últimos, hasta hace unos años, vivían fuera del pueblo, en las
aldeas. La mayoría de los habitantes, tanto ladinos como indígenas,
se dedican a la siembra de maíz, frijol, trigo, papa y a la crianza de
ganado lanar.
José Domingo Laparra es el tercer hijo de una familia ladina que
profesa la religión católica. Su padre se dedicaba al comercio y a la
siembra de maíz a gran escala, pertenecía a la élite del pueblo y fue
elegido Alcalde varias veces. Su madre no era originaria de Tacaná, llegó como maestra a finales del siglo pasado y habiéndose casado, procreó tres varones y tres mujeres. |
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