Abstract:
INTRODUCCIÓN.
Tradicionalmente los sistemas educativos formales se han
preocupado por dar más instrucción que formación a los alumnos.
De esta forma, tenemos que la educación escolar, además
de haber sido -o talvez todavía lo es- meramente informativa,
también ha sido meramente selectiva. Ante este panorama, los
recursos asignados a la educación así como otras decisiones
importantes relacionadas con ella, se han hecho con base en
indicadores que ya hoy día se van tornando menos importantes;
tales indicadores son, por ejemplo: número de alumnos por
clase, tasas de deserción, grado de preparación de los profesores,
años de escolaridad obligatoria, tasas de matrícula,
años de escolaridad de la población adulta, textos escolares
disponibles, equipo de laboratorio, estado de los edificios
y otros indicadores similares (18:15).
A partir de la Segunda Guerra Mundial, la demanda por educación
crece en una forma inesperada y al democratizarse la
educación en el sentido de tener apertura para todos, o casi
todos, y de disminuir un poco su selectividad, los sistemas
educativos sufren una crisis especialmente en cuanto a la calidad
del producto educativo se refiere (9:32). Aunque esta
crisis se detecta en forma subjetiva puesto que todavía no se
hacen estudios científicos del problema, tiene la ventaja de
someter a los sistemas educativos a un intenso cuestionamiento
acerca de los fines, metas y funciones de la educación.
Así, al final de la década de los sesentas, Coombs hace un
estudio que causaría impacto, y en 1968 publica su "The World
Educational Crisis".
Así, surgen inquietudes no solamente en torno a la función
informativa de la educación formal, sino también en
cuanto a la función formativa y comienzan a tomar auge los estudios
sobre las conductas afectivas que deberían ser preocupación
explícita y planeada en los sistemas educativos formales.
Bloom (3:338) señala que uno de los obstáculos que dificultan
la enseñanza de objetivos afectivos son las asociaciones
orwellianas de lavado de cerebro y adoctrinamiento que
la gente hace en relación con este tipo de enseñanza, pero
Scriven, citado por Bloom (3:338), señala que el no enseñar;
en la escuela estas conductas afectivas no solamente es cobardía,
sino incompetencia profesional. Además, el mismo
Scriven, citado por Bloom (3:339), señala tres aspectos fundamentales
que se deben considerar en la enseñanza de los objetivos afectivos,
para evitar caer en las asociaciones orwellianas
antes mencionadas; dichos aspectos se resumen a continuación:
1. Enseñar como hechos aquellas cosas que pueden realmente
ser demostradas en forma objetiva, las demás
se deben enseñar como hipótesis.
2. Desarrollar las habilidades necesarias para llegar a
conclusiones y someterlas a prueba.
3. Hacer ver que las conclusiones que hoy pueden considerarse
como ciertas mañana podrían ser erróneas.
Otro obstáculo en la enseñanza de conductas afectivas lo
constituye la dificultad que representa para los educadores
la evaluación de tales conductas, dificultad que se debe más
bien al desconocimiento de las técnicas de evaluación apropiadas,
en algunos casos, y a la complejidad de las técnicas en otros.
Por otra parte, los sistemas educativos siempre se proponen
el logro de conductas afectivas como responsabilidad,
buenas costumbres, amor por la patria, etc. Por lo tanto,
debemos "abrir los ojos" y tratar de determinar si se están
logrando tales conductas y cómo se están logrando.
Este "abrir de ojos" lleva a que los planificadores de
la enseñanza piensen en resultados de tipo afectivo y así,
por ejemplo surgen conceptos de logros multidimensionales y
secuenciales (18:12) y se consideran dimensiones de logros
para el desarrollo personal concebido como desarrollo intelectual
y emocional, calidad de vida y también de desarrollo
social, todas esas dimensiones con resultados secuenciales
a corto, mediano y largo plazo; entre esos resultados
hay rendimiento, habilidades básicas para el trabajo, deseos
de progresar, actitudes, aptitudes, intereses, calidad de vida
de los usuarios y de sus hijos y muchos otros más, pero se
nota ya la preocupación por los logros de tipo afectivo.
Por otra parte, surge la corriente de los evaluadores
sistemáticos, cuya ideología se hace sentir con fuerza con
Scriven en 1967, con Stake en 1969, con Stufflebeam en 1971,
citados por Worthen y Sande'rs (21:60-150), que proponen modelos
de evaluación y ellos como todos los de su época coinciden
en que uno de los aspectos importantes que se debe evaluar
es el desempeño real de los sujetos o producto de la
educación contra las metas y objetivos del sistema que los
formó.
Ahora, todo sistema educativo tiene logros, positivos o
negativos, en el campo afectivo; estos logros se producen ya
sea que hayan sido planeados o no y dada Ja importancia que
cada día planificadores y políticos van dando a estos logros
de la educación, es importante desarrollar metodologías y
construir instrumentos que permitan evaluarlos. Así, este
trabajo se propone dos cosas:
1. elaborar un instrumento para evaluar algunos productos
del área afectiva junto con su metodología de
aplicación y análisis; y
2. obtener evidencias sobre los logros de algunos aspectos
afectivos del Sistema Educativo Guatemalteco a
nivel medio, en la ciudad de Guatemala.
Teniendo en cuenta que las conductas afectivas incluyen
valores, actitudes e intereses, este trabajo se propone averiguar
el logro y la importancia de valores personales, la
actitud hacia el futuro del país y hacia sí mismo y, por último,
el interés ocupacional futuro. Los conceptos citados,
constituyen las variables dependientes de esta investigación
y las variables independientes son: edad, sexo, tipo de colegio,
posición social, rendimiento académico, influencia del
docente, influencia del departamento de orientación y valores
ocupacionales.
La investigación está dirigida a estudiantes de nivel medio,
y por razones de tipo económico y práctico, se realizó
únicamente en los institutos de bachillerato de la ciudad de
Guatemala, siendo lo deseable que se realice en las instituciones
de las diferentes modalidades de educación media y a
nivel nacional.
Los objetivos afectivos no se encuentran, en su mayoría,
redactados en forma explícita. Para determinar la lista de
conductas afectivas que se incluyen en este estudio, se utilizó
como base un instrumento elaborado por el Dr. Pedro
Lafourcade (1979) y en la adaptación para Guatemala colaboraron
la Lic. Josefina Antillón y el Dr. Otto Gilbert.
Los resultados obtenidos podrán servir a los planificadores
y políticos de la educación de Guatemala, para tomar decisiones
referentes a innovaciones o cambios en el sistema,
así como también podrían aprovechar los instrumentos producidos
en la presente investigación, para realizar estudios longitudinales.
Finalmente, conviene señalar que el CEMIE realiza en Costa
Rica una investigación que podríamos considerar "gemela" a
ésta y cuya acción de campo se realizó en el mes de septiembre
de 1980 (6:9) y (7:5). RR