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INTRODUCCIÓN.
Durante años se ha pensado que el fin último de la humanidad es alcanzar la paz
individual y social. Se ha puesto tanto énfasis en este fin que no han importado los
medios para lograrlo. En su nombre, se han llevado a cabo innumerables guerras y
acciones violentas. Ya no es posible engañarse, la paz no se logrará nunca mientras el ser
humano no la experimente en su interior. Tampoco se logrará si se utilizan medios
incongruentes para alcanzarla y si no se establecen las garantías sociales necesarias para
eliminar las exclusiones sociales. Las actitudes que conducen a la no violencia y la paz
deben ser entendidas como expresiones máximas de la naturaleza virtuosa del ser
humano. Al respecto la educación juega un papel de vital importancia porque propicia el
reencuentro con los valores intrínsecos del ser humano relacionados con la paz y la no
violencia.
En el presente ensayo se formula, a partir de la filosofía de la no violencia de
Mohandas K. Gandhi y de la cultura de paz de la UNESCO, una serie de principios
fundamentales para la educación para la paz y la no violencia. Se toma en cuenta las dos
posturas en un intento de aproximar una visión representativa del oriente con otra del
occidente. Las dos comparten visiones similares, aunque la oriental hace un mayor
énfasis en principios espirituales e interiores de la no violencia. Lo anterior la convierte
en el centro del desarrollo de la discusión, ya que el mayor interés consiste precisamente
en plantear una alternativa de la educación para la paz desde una perspectiva interior y
espiritual. Esto puede ser considerado como una dificultad, pero en mi opinión es el
aporte más importante de este trabajo porque toma en cuenta fundamentos y principios
espirituales, no cómo un intento científico ni experimental, mas sí como un aporte
humano.
Se presentan los tres temas: filosofía de la no violencia de Gandhi, cultura de paz de
la UNESCO y educación para la paz y no violencia, entrelazados con el objeto de lograr
un análisis comparativo y no perder la perspectiva de la educación para la paz.
Sin embargo en algunos casos la discusión se centra sólo en las propuestas de Gandhi
ya que no se encontró una relación con las de la UNESCO, pero se consideraron
importantes para los planteamientos de la educación para la paz.
Se inicia con los dos aspectos que fundamentan la filosofia de Gandhi: La búsqueda
de la verdad y la no violencia. En la primera se distinguen dos tipos de verdades, la
relativa y la absoluta. La relativa hace referencia a que la verdad es parcial y dinámica.
La absoluta, en cambio, propone que en la base de todo lo que existe hay un fundamento
presente que es permanente. En relación a esta última, la UNESCO propone la paz como
un valor universal, es decir que en todos los pueblos existe el anhelo por experimentar la
paz interior y la paz social, y en el momento que se experimente, se convertirá en el
elemento que unifique a la humanidad.
En este sentido la educación juega un papel fundamental como facilitadora de la
búsqueda interior de la verdad absoluta y la comprensión de la verdad relativa. Por ello
este proceso se fundamenta más en el conocimiento del ser que en otro tipo de
conocimiento. Como promotora del reencuentro con la naturaleza humana y el
reconocimiento de la verdad relativa, la educación para la paz se manifiesta en actitudes
de tolerancia y respeto.
La filosofía de la no violencia hace énfasis en los medios más que en los fines.
Plantea a la verdad como el fin último y a la no violencia como el medio para alcanzarlo.
Si el énfasis se hace en los medios se logrará llegar a la verdad tarde o temprano. Pese a
que la UNESCO no propone dicha relación entre medios y fines, asegura que el fin es el
desarrollo humano y el medio para alcanzarlo es la paz. El problema de base consiste en
poner tanta atención en alcanzar el fin que se descuiden los medios de manera tal que
resulten ser incongruentes y lo alteren.
Por otra parte, regresando a las dos posturas hacia la verdad, es posible afirmar que el
hecho de aceptar el principio de la verdad relativa permite la práctica de la tolerancia ante
otras verdades. De igual forma la aceptación de la verdad universal permite el respeto por
la vida y por las diferencias en el entendimiento de la unidad en la diversidad.
Se plantea que ambos principios pueden fundamentar la educación intercultural y
resolver el conflicto que surge ante las diferencias. Lo anterior incluye al opresor, quien
genera la injusticia y la violencia. Gandhi propone que la verdad personal puede ser
negada en cualquier momento y la verdad del "otro", aun en el caso del opresor, puede
ser la valedera.
La realidad dinámica sugiere que los cambios permanentes producen conflictos.
Estos son inevitables y necesarios para la evolución, lo que puede cambiarse es la forma
de solucionarlos y para ello la violencia deja de ser necesaria. En este sentido urge educar para cambiar la visión ante el conflicto y para aprender formas pacíficas para
solucionarlo.
En nombre de la recuperación de la naturaleza humana, ambas posturas identifican la
necesidad de la transformación individual. Gandhi y la UNESCO mencionan el
reencuentro, ya que el ser humano se ha alejado de su "humanidad" por su apego a la
mente y al cuerpo expresado en el materialismo y consumismo. Para Gandhi el hecho de
que el ser humano pierda la perspectiva de sí mismo, es también producto de la pérdida
de su racionalidad. En este sentido la educación debe formar para desarrollar la reflexión,
el pensamiento crítico y los valores, para que se evite reaccionar violentamente. Por ello
se reconoce a la educación como intelectual, social y espiritualmente liberadora.
Desde otra perspectiva Gandhi y la UNESCO niegan a la violencia como parte de la
naturaleza humana. El primero justifica su postura al afirmar que la historia presenta más
acontecimientos no violentos que violentos. La segunda presenta una análisis biológico
en donde no encuentra espacio para la violencia como parte de la naturaleza orgánica del
ser humano.
Para abordar el tema de la transformación, Gandhi plantea la necesidad de llevar a
cabo prácticas precisas que él mismo experimentó en su vida personal y en su vida
comunitaria por medio de los ashrams o comunidades espirituales. UNESCO sugiere la
necesidad de centrar la transformación en la recuperación de valores morales. Ambos
proponen directa e indirectamente la urgencia de educar para llevarla a cabo.
Al respecto, algunos autores como Jares identifican que la escuela es el campo de
acción más directa para educar para la paz. Sin embargo, pese a su importancia, se
propone que la educación para la paz y no violencia debe ampliarse a todos los ámbitos y
estructuras de la sociedad, como la familia y la comunidad, ya que es un proceso integral.
El papel del educador en el proceso de transformación es fundamental. Éste debe educar
con el ejemplo, es decir debe estar comprometido genuinamente por medio de sus
acciones congruentes. Para respaldar esta propuesta, se toma a Gandhi como referencia.
Para ambas corrientes, la paz y la no violencia es un proceso activo y no pasivo, es
necesario entender que pacifismo no significa pasividad, por el contrario, las acciones
hacia la paz requieren valentía y compromiso. En relación a esto la educación debe
cambiar su enfoque de un proceso pasivo a uno activo y vivencial.
La preocupación por la paz interior no se limita al plano individual, sino se
expande al ámbito social. Es decir, que la paz no será lograda hasta que no exista una
ampliación de oportunidades para los más excluidos. Es así como las dos visiones se
proclaman a favor de una justicia social. Gandhi lo hace por medio de su programa
constructivo, mientras que la UNESCO propone estrategias específicas basadas en el
desarrollo humano sostenible.
A partir de las consideraciones anteriores se define a la no violencia como la
ausencia de violencia en pensamiento, palabra y acción de acuerdo con Gandhi. La
UNESCO define a la paz como la "adhesión profunda" a los valores específicos de la
misma que le permiten al individuo experimentarla.
Un elemento trascendental de la postura gandhiana es la necesidad de recuperar la
dignidad que se obtiene como producto del reconocimiento interior. La liberación interior
es la llave de la liberación exterior y la liberación individual es la base de la liberación
comunitaria. A estas libertades propone una aún más importante, la libertad del opresor
ya que la libertad supera aun los límites mínimos de la desigualdad. En estos términos la
educación se convierte en un proceso para la liberación humana, ya que promueve la
recuperación de la dignidad, del educando y del educador vistos desde los parámetros de
opresión.
Gandhi propone cuatro principios que respaldan su postura: el respeto hacia todas
las formas de vida, el entendimiento de que el ser humano no supera a la naturaleza, la
aceptación de las diferencias y por último la apreciación que consiste en la integración de
los elementos presentes en los "otros" a la vida propia. La UNESCO, por su parte,
propone seis principios: el respeto por las vidas, el rechazo a la violencia, la participación
en la lucha por eliminar las exclusiones, la promoción del diálogo, la conservación del
planeta y la promoción de la solidaridad. Ambos coinciden en que la base de todos los
principios es el respeto por todas las formas de vida y hacia las diferencias.
De igual forma los dos proponen estrategias sociales para erradicar la violencia
estructural. Mientras que Gandhi gira sus estrategias en tomo a la transferencia de poder
en todas las esferas, la UNESCO propone el desarrollo humano sostenible, el cual se
fundamenta en la ampliación de oportunidades. La única diferencia básica identificada en
este aspecto es que mientras el primero se proclama en contra de la industrialización y la
tilda como proceso deshumanizador, la segunda la utiliza como un medio que no hay que
descartar.
Además de las estrategias sociales, Gandhi propone estrategias políticas que le
sirvieron para lograr la independencia de la India. El diálogo, la desobediencia civil y la
no cooperación. La primera consiste en resolver los conflictos mediante el diálogo y el
consenso, la segunda es un llamado no violento a desobedecer la ley y la tercera a no
cooperar con todo aquello que contradice el llamado de la conciencia y el bienestar
social. Estas estrategias pueden relacionarse con el proceso educativo en cuanto a que es necesario educar para el diálogo y para la resistencia no violenta. De estas propuestas la única relación que se encuentra con la UNESCO es la importancia que ha dado a
promover el diálogo internacional.
Ambas posturas coinciden en afirmar que para establecer la paz y la no violencia
se requiere de un largo proceso. Ello es típico de los cambios impulsados por la
educación ya que la transformación individual mediante la reflexión, la racionalidad y la
formación de valores es un proceso de largo plazo y más aún cuando se pretende que se
expanda en la esfera social. Por último se concluye el ensayo con la última propuesta de
Gandhi: la del sacrificio, ya que para establecer un orden social no violento se debe tener
tal fortaleza interior que permite estar en la capacidad de sacrificarlo todo, hasta la propia
vida.
En este contexto la educación debe cambiar su visión de un proceso alienante y
pasivo a un proceso "espiritualmente libertador". Con esto se pretende afirmar que debe
ocuparse de promover una transformación interior de los educandos por medio de
rescatar los valores propios de la naturaleza humana. Sólo así, la educación podrá
promover la recuperación de la dignidad y el respeto a las diferencias. Educar para la paz
exige comprometerse en un genuino esfuerzo por vivirla. Hasta ahora mucho podrá
discutirse en torno a este tema, pero los logros no serán realmente significativos una vez
no se comprenda que educar para la paz es un proceso de experimentar la paz interna para proyectarla externamente. RR |
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