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Manual introductorio a la armonía.

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dc.contributor.author Mazariegos Monterroso, Armando
dc.date.accessioned 2017-07-10T16:20:01Z
dc.date.available 2017-07-10T16:20:01Z
dc.date.issued 2002
dc.identifier.uri https://repositorio.uvg.edu.gt/handle/123456789/2232
dc.description Tesis. Licenciatura en Música. Facultad de Ciencias y Humanidades (58 p.) en_US
dc.description.abstract INTRODUCCIÓN. Armonía viene de una palabra en griego que no sólo quiere decir concordancia, sino la forma en que las planchas de madera de un barco eran unidas. En la filosofía, la Armonía de las Esferas era la manera en que el sol y los planetas se mantenían en su lugar. Implicaba orden y balance entre los cuerpos celestiales. Esta idea de equilibrio o balance también se observó en la mitología, cuando le dieron el nombre de Armonía a la hija de Ares, dios de la guerra, y Afrodita, diosa del amor. En cuanto a la música, Armonía es la rama que estudia la simultaneidad de dos o más sonidos (acorde) y sus leyes de enlace. Su nacimiento como tal se debe a un largo proceso de evolución musical que comienza alrededor del Siglo IX cuando la música de la liturgia comenzó a ser cantada a dos voces. Las dos voces comenzaban al unísono y luego la segunda voz imitaba la melodía principal una cuarta abajo. Estas dos voces iban paralelas, nota contra nota, conservando la misma distancia entre ellas hasta el Final, en donde terminaban al unísono nuevamente. A esto se le conoció con el nombre de organum. Durante el Siglo XI esta segunda voz, que cantaba una cuarta abajo, se pasa arriba de la primera voz y comienza no sólo a independizarse sino a volverse más compleja, teniendo como resultado dos voces completamente distintas. Con el tiempo nuevas voces fueron agregadas sobre la melodía principal, que se convirtió en la base de las composiciones. Ya para el año de 1,198 aparece la obra a cuatro voces más antigua encontrada hasta la fecha escrita por Pérotin: Viderunt Omnes. Aunque las distintas líneas melódicas se complementaban entre sí y se cuidaba de que sonaran bien juntas, todavía no eran armónicas en el sentido moderno de la palabra, ya que la naturaleza de esta música era horizontal más que vertical. Era más importante el movimiento de cada melodía a la sonoridad que éstas producían juntas. Cada línea melódica era independiente, completa en sí misma. Esta complejidad de varias melodías independientes sonando al mismo tiempo contribuyó a diversos aspectos: desarrollar el sistema rítmico para ayudar a ordenar esta polifonía, la creación del canon como una herramienta de unión entre las distintas voces y generar confusión en cuanto al modo en el que se encontraba escrita la pieza musical, debido a las alteraciones que sufrían en sus notas para tratar de evitar disonancias como el tritono por ejemplo. Fue a mediados del Siglo XV en el que compositores como Guillaume Dufay y John Dunstable se comenzaron a preocupar por la sonoridad que las distintas líneas melódicas producían cuando sonaban simultáneamente. El desarrollo de este interés por la sonoridad vertical entre las voces, además de la introducción de los intervalos de terceras y sextas como consonancias por parte de los compositores ingleses, generó un nuevo lenguaje musical más dulce, expresivo y menos disonante. Dufay, aparte de su preocupación por la sonoridad vertical y la creación del fauxbourdon, comenzó a colocar la melodía principal en la voz más aguda y no abajo como sus contemporáneos. Todo esto sería adoptado y desarrollado por compositores de la siguiente generación. Poco a poco la importancia de la tríada comenzó a crecer, al igual que el interés por los efectos producidos por las terceras mayores y menores. En el Siglo XVI, el deseo por parte de la iglesia (especialmente la protestante) de que los feligreses entendieran y cantaran la música durante los servicios religiosos hizo que ésta se simplifican, ya que aún para los mismos músicos era difícil distinguir la melodía y el texto de lo que se cantaba. Así que mucha de la música fue arreglada a manera de corales, en los que las voces se desarrollaban al mismo tiempo, formando acordes entre ellas. El canon se suprimió entonces y fue necesario buscar un nuevo elemento integrador en la música. Este elemento fue una relación más estrecha entre las melodías y el modo en el que estaba escrita la obra. De esta forma comenzó la búsqueda de una unidad tonal que fue encontrada en el modo jónico, no sólo por sus características naturales y estructura, sino porque también se había convertido en uno de los modos más comunes para la música popular. Además cabe mencionar que muchos de los himnos de la iglesia protestante eran adaptaciones de melodías populares de la época. En la iglesia Romana también se dieron cambios en la música de la liturgia con el mismo fin. Después del Concilio de Trento y por orden del Papa Pío IV, Palestrina comenzó con la simplificación y embellecimiento de la música de la iglesia. Para ello utilizó divisiones entre las partes y frases bien definidas a modo de organizar la polifonía. Asimismo, fragmentos en los que las voces formaban acordes, como en los corales protestantes. Fue por el año de 1,600 gracias a la llegada de la ópera, con sus recitativos y arias, y de la adopción del basso continuo, que los compositores comenzaron a tomar conciencia de la sonoridad vertical de los acordes y pensar en armonías más que en distintas melodías formando intervalos. El movimiento del relleno armónico se dejaba al gusto del ejecutante, lo importante era conservar la sonoridad del acorde o grupo de sonidos simultáneos. Con el tiempo, la constante utilización de alteraciones para crear sensibles en algunos de los modos eclesiásticos, con el fin de ayudar a definir mejor la tonalidad, fueron haciendo que éstos perdieran sus características propias y se asemejaran a otros. De esta forma surgieron dos grupos: los modos afines al jónico y los que eran afines al eolio. Durante el período barroco estos dos modos se convertirían en lo que ahora conocemos como tonalidad mayor y menor respectivamente. La idea de tonalidad se fijaría en la mente de los compositores y la relación y secuencia entre los acordes trabajaría para reflejar la unidad tonal. En ésta época la Armonía sentaría sus bases, establecidas por la tradición, el análisis, y por el mismo desarrollo musical, convirtiéndose en el fundamento de la mayoría de la música Occidental hasta el Siglo XX. en_US
dc.language.iso es en_US
dc.publisher Universidad del Valle de Guatemala en_US
dc.subject Armonía en_US
dc.subject Música - Investigaciones en_US
dc.title Manual introductorio a la armonía. en_US
dc.type Thesis en_US


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