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INTRODUCCIÓN. Armonía viene de una palabra en griego que no sólo quiere decir concordancia, sino la
forma en que las planchas de madera de un barco eran unidas. En la filosofía, la Armonía de las
Esferas era la manera en que el sol y los planetas se mantenían en su lugar. Implicaba orden y
balance entre los cuerpos celestiales. Esta idea de equilibrio o balance también se observó en
la mitología, cuando le dieron el nombre de Armonía a la hija de Ares, dios de la guerra, y
Afrodita, diosa del amor.
En cuanto a la música, Armonía es la rama que estudia la simultaneidad de dos o más
sonidos (acorde) y sus leyes de enlace. Su nacimiento como tal se debe a un largo proceso de
evolución musical que comienza alrededor del Siglo IX cuando la música de la liturgia
comenzó a ser cantada a dos voces. Las dos voces comenzaban al unísono y luego la segunda
voz imitaba la melodía principal una cuarta abajo. Estas dos voces iban paralelas, nota contra
nota, conservando la misma distancia entre ellas hasta el Final, en donde terminaban al unísono
nuevamente. A esto se le conoció con el nombre de organum.
Durante el Siglo XI esta segunda voz, que cantaba una cuarta abajo, se pasa arriba de la
primera voz y comienza no sólo a independizarse sino a volverse más compleja, teniendo
como resultado dos voces completamente distintas. Con el tiempo nuevas voces fueron
agregadas sobre la melodía principal, que se convirtió en la base de las composiciones. Ya para
el año de 1,198 aparece la obra a cuatro voces más antigua encontrada hasta la fecha escrita
por Pérotin: Viderunt Omnes.
Aunque las distintas líneas melódicas se complementaban entre sí y se cuidaba de que
sonaran bien juntas, todavía no eran armónicas en el sentido moderno de la palabra, ya que la
naturaleza de esta música era horizontal más que vertical. Era más importante el movimiento
de cada melodía a la sonoridad que éstas producían juntas. Cada línea melódica era
independiente, completa en sí misma.
Esta complejidad de varias melodías independientes sonando al mismo tiempo contribuyó a
diversos aspectos: desarrollar el sistema rítmico para ayudar a ordenar esta polifonía, la
creación del canon como una herramienta de unión entre las distintas voces y generar
confusión en cuanto al modo en el que se encontraba escrita la pieza musical, debido a las
alteraciones que sufrían en sus notas para tratar de evitar disonancias como el tritono por
ejemplo.
Fue a mediados del Siglo XV en el que compositores como Guillaume Dufay y John
Dunstable se comenzaron a preocupar por la sonoridad que las distintas líneas melódicas
producían cuando sonaban simultáneamente. El desarrollo de este interés por la sonoridad
vertical entre las voces, además de la introducción de los intervalos de terceras y sextas como
consonancias por parte de los compositores ingleses, generó un nuevo lenguaje musical más
dulce, expresivo y menos disonante.
Dufay, aparte de su preocupación por la sonoridad vertical y la creación del fauxbourdon,
comenzó a colocar la melodía principal en la voz más aguda y no abajo como sus
contemporáneos. Todo esto sería adoptado y desarrollado por compositores de la siguiente
generación. Poco a poco la importancia de la tríada comenzó a crecer, al igual que el interés
por los efectos producidos por las terceras mayores y menores.
En el Siglo XVI, el deseo por parte de la iglesia (especialmente la protestante) de que los
feligreses entendieran y cantaran la música durante los servicios religiosos hizo que ésta se
simplifican, ya que aún para los mismos músicos era difícil distinguir la melodía y el texto de
lo que se cantaba. Así que mucha de la música fue arreglada a manera de corales, en los que las
voces se desarrollaban al mismo tiempo, formando acordes entre ellas. El canon se suprimió
entonces y fue necesario buscar un nuevo elemento integrador en la música. Este elemento
fue una relación más estrecha entre las melodías y el modo en el que estaba escrita la obra.
De esta forma comenzó la búsqueda de una unidad tonal que fue encontrada en el modo
jónico, no sólo por sus características naturales y estructura, sino porque también se había
convertido en uno de los modos más comunes para la música popular. Además cabe
mencionar que muchos de los himnos de la iglesia protestante eran adaptaciones de melodías
populares de la época.
En la iglesia Romana también se dieron cambios en la música de la liturgia con el mismo fin.
Después del Concilio de Trento y por orden del Papa Pío IV, Palestrina comenzó con la
simplificación y embellecimiento de la música de la iglesia. Para ello utilizó divisiones entre las
partes y frases bien definidas a modo de organizar la polifonía. Asimismo, fragmentos en los
que las voces formaban acordes, como en los corales protestantes.
Fue por el año de 1,600 gracias a la llegada de la ópera, con sus recitativos y arias, y de la
adopción del basso continuo, que los compositores comenzaron a tomar conciencia de la
sonoridad vertical de los acordes y pensar en armonías más que en distintas melodías
formando intervalos. El movimiento del relleno armónico se dejaba al gusto del ejecutante, lo
importante era conservar la sonoridad del acorde o grupo de sonidos simultáneos.
Con el tiempo, la constante utilización de alteraciones para crear sensibles en algunos de los
modos eclesiásticos, con el fin de ayudar a definir mejor la tonalidad, fueron haciendo que
éstos perdieran sus características propias y se asemejaran a otros. De esta forma surgieron
dos grupos: los modos afines al jónico y los que eran afines al eolio.
Durante el período barroco estos dos modos se convertirían en lo que ahora conocemos
como tonalidad mayor y menor respectivamente. La idea de tonalidad se fijaría en la mente de
los compositores y la relación y secuencia entre los acordes trabajaría para reflejar la unidad
tonal. En ésta época la Armonía sentaría sus bases, establecidas por la tradición, el análisis, y
por el mismo desarrollo musical, convirtiéndose en el fundamento de la mayoría de la música
Occidental hasta el Siglo XX. |
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