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INTRODUCCIÓN.
En la práctica educativa es muy frecuente encontrarse con
la antinomia de la enseñanza colectiva, en grupos más o menos
numerosos, frente a la enseñanza diferenciada, individual o
personalizada.
Hace mucho tiempo que los científicos de la educación especulan
en torno a las bondades de una u otra forma de enseñar.
Se han escrito textos completos para defender cada una
de estas posiciones, y quienes han tomado partido defienden
con vehemencia la bondad de sus sistemas.
Por una parte se afirma que la educación tiene sentido si
se concibe como un entrenamiento para la vida en sociedad; en
esta vía toda educación debe Ser colectiva, socializante, cooperativa
y eminentemente formativa del ser social.
Por otro lado, se afirma que toda educación debe tomar en
cuenta que los seres humanos son diferentes entre sí y que debe
fundamentarse en las características personales de cada sujeto
de la educación.
Muchas veces en la actividad docente se ve de frente este
problema v se impone reflexionar detenidamente sobre cuál sería
el camino mejor para cumplir con éxito la tarea de educar.
En modio de los dos polos entre los que gira el proceso educativo,
la personalidad individual y las incitaciones y presiones
exteriores, el educador se encuentra en la encrucijada
talvez más apasionante de la educación.
Un contacto directo y real con la enseñanza individualizada
v a la vez una de las motivaciones más firmes para este
trabajo los proporciona la Escuela Unitaria o de Maestro -único.
Cuando se conoce esta maravillosa forma de trabajo docente,
se descubre el enorme valor que tiene la enseñanza individualizada.
Es la base fundamental de ese sistema, pues el
maestro busca lograr la autonomía de estudio de sus niños para
que puedan alcanzar pronto su autoformación y autoimstrucción;
esto sólo se consigue mediante un gran concepto de la
responsabilidad y desarrollando un alto nivel de motivación
interna. Se ve el milagro niños dedicándose a la tarea de
estudiar sus lecciones, autoevaluarse y volver a estudiar hasta
lograr el nivel requerido por los objetivos previstos, todo
en forma tranquila, serena se diría, sin presiones, casi sin
el tutelaje avasallador y limitante de la escuela tradicional.
Esto hace pensar que la individualización es un buen camino
para ensayar formas nuevas de trabajo docente que permitan
contemplar seres humanos en la tarea de educarse a si mismos
y realizar su propio destino.
Es importante señalar que muchos aspectos de los estímulos
sociales son de una ayuda positiva en el desarrollo de la
personalidad, pero desafortunadamente hay una gran parte de
ellos cuyo influjo más bien opera desintegrando al hombre y
deshumanizándolo.
Es de considerar que si la principal tarea de la educación
consiste en defender la personalidad humana, en formar personas
que enriquezcan a su comunidad y que no sólo vengan a aumentar
las masas, la educación debe incorporar a la sociedad
personas ricas en contenido humano, conscientes de su valor y
de su destino-y que, por lo tanto, enriquezcan a la sociedad
en que viven.
Seguramente la orientación que tenga todo proceso educativo
depende de los objetivos que persiga. Si la sociedad se
propone como meta fundamental la socialización de las nuevas
generaciones, sin duda que la educación tendrá un acento fuertemente
colectivo y todo el quehacer escolar se orientará preponderantemente
a la convivencia, la cooperación y el trabajo grupal. Pero si la sociedad aspira a enriquecerse constantemente,
a estimular el desarrollo de la persona y si, sobre
todo, quiere aprovechar al máximo la capacidad de sus elementos
y su espíritu creador, debe hacer aflorar y fortalecer
las notas personales; entonces, la educación será más diferenciada
y cada vez más individualizada. Sólo así muchos niños
y jóvenes encontrarán campo propicio para realizarse, para
dar de sí cuanto es posible, para formarse a sí mismos y
alcanzar una plenitud que les permita desenvolverse más tarde
con propiedad y éxito.
No quiere decir de ninguna manera que se deba abandonar
totalmente la convivencia social, el intercambio y la comunicación.
De ninguna manera. Una buena planificación de las
labores docentes, tanto a nivel institucional como de aula,
debe permitir a los niños convivir y trabajar juntos, discutir
e intercambiar experiencias, dentro de un ambiente de cooperación
y amistad cultivada, porque son los años de la niñez
los que más honda huella dejan en el ser humano. Pero estos
aspectos deben ser cuidadosamente planeados y aprovechados
por los educadores para alcanzar fines previstos muy claros
y concretos.
Lo que no se debe olvidar es que una persona integralmente
formada es una contribución efectiva a la sociedad, porque
tendrá mejores medios para comunicarse con los demás, y será
plenamente consciente de que su labor como miembro de una sociedad,
por muy brillante y destacada que sea, debe ser de
beneficio colectivo más que personal.
Este es el tema del presente trabajo; a lo largo del mismo
se deja constancia de los resultados de un ensayo que tiene
por objete demostrar que, en el campo cognoscitivo, la enseñanza individualizada proporciona mejores oportunidades para
un mayor rendimiento que un método colectivo o grupal que
no individualice. RR |
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