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Guatemala es un país inminentemente forestal; sin embargo, el sector no se ha
desarrollado lo suficiente como para convertir al país en un productor potencial. El
sector forestal nacional se enfrenta a problemas tales como la falta de técnicos
capacitados, poca educación y cultura forestal y poca tecnología adecuada; este último
afecta a la industria forestal de manera significativa. La industria forestal se compone de
varios procesos: corte, aserrío, secado y transformación secundaria entre otros. El
proceso de secado es vital para comercializar productos de alta calidad, según lo
requieren estándares mundiales. Durante el proceso, la madera pierde humedad por lo
que sus características mejoran; se obtiene mejor trabajabilidad y mejor resistencia a
condiciones extremas entre otros. Sin embargo, el proceso debe realizarse con sumo
cuidado para que la madera no sufra defectos como grietas, rajaduras internas o
torceduras.
En Guatemala, existen algunas industrias que aplican este proceso con un secado
convencional con caldera de vapor, el que es muy versátil ya que pueden aplicarse
diferentes programas de secado para una variedad de especies maderables considerable.
Sin embargo, no se conocen ni su tecnología, ni su capacidad instalada, así como
tampoco sus producciones y productos por lo que era necesario un primer diagnóstico del
proceso de secado industrial nacional. Para ello, se visitaron ocho industrias que aplican
el proceso de secado y se realizaron encuestas que recabaron informaciones generales
como volúmenes de producciones de madera, tecnología utilizada, capacidad instalada,
especies secadas, productos elaborados y mercados. Además, se entrevistaron a diez
personas idóneas de la madera para obtener una percepción actual no sólo del proceso de
secado, sino de la industria forestal y del sector.
Las industrias visitadas presentan una tecnología competitiva todavía, con un
buen mantenimiento y una mano de obra capacitada para operar las máquinas. En
algunas de ellas, la producción de madera se seca al horno en un 100%; sin embargo,
existen otras en las que el porcentaje de madera secada al horno es de entre 10 y 40%. La producción total de madera seca al horno alcanza los 30,594.34 m³, lo que equivale a
60.74% de las producciones totales anuales de las ocho industrias visitadas. El 39.26%
(19,778.30 m³) restante es madera no seca al horno. En lo que respecta a la
comercialización de la madera, el 58.02% (29,226.89 m³) tiene como destinos mercados
internacionales mientras que el 41.98% (21,145.75 m³) restante permanece en el territorio
para consumo local. Las especies secadas al horno más comercializadas son: el pino
(Pinta sp.), la caoba (Swietenia sp.), el cedro (Cedrela odorata), el palo blanco (Cybistax
donnell-stnithii) y el santa maría (Calophyllunt brasiliense), así como otras maderas
tropicales; y los productos de madera secada al horno van desde la tabla aserrada hasta
dormitorios y centros de entretenimiento pasando por muebles, zócalos, machimbres,
molduras y piezas para muebles.
Los expertos de la madera entrevistados consideran que la tecnología es lo
suficientemente buena como para mantenerse dentro del rango de la competitividad
mundial; sin embargo, enfatizan que el sector presenta algunos problemas como lo son la
presión de la frontera agrícola, la falta de capacitación de las personas involucradas en el
proceso de secado y la falta de incentivos entre otros. Consideran también que el
desarrollo no sólo industrial sino que del sector forestal en sí, podría ser muy lento si no
se realizan cambios con el fin de fomentar la investigación y la inversión por medio de
políticas que promuevan al manejo sostenible del recurso maderable, así como
incrementar los incentivos y promover las líneas de crédito para los proyectos forestales.
De igual forma, es necesario fomentar la educación y la cultura forestal para que así todos
los sectores involucrados trabajen juntos y consigan desarrollar al máximo el potencial
que posee el país, ya que por ejemplo en cuanto a la producción real de madera seca al
horno y la capacidad instalada, se pudo notar una subutilización de aproximadamente el
16% del equipo; la capacidad instalada total llega a los 36,507.28 m³ y se utilizan
anualmente 30,594.34 m³, la capacidad subutilizada es de 5,912.94 m³. |
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