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Mi primer contacto con las Fiestas a Minerva fue de niño. A mediados de la década de 1940, conocí el "Templo de Minerva" en la ciudad de Guatemala, al lado de mi padre. Me explicó brevemente sobre lo que habían sido las Fiestas de Minerva durante la presidencia del dictador Manuel Estrada Cabrera, que duró veintidós años (1898-1920). A pesar de su incongruencia (que yo entonces por supuesto desconocía), el edificio tenía la nobleza y elegancia de proporciones de la arquitectura clásica. Sin ninguna construcción en su interior, solitario, parecía muy ajeno al fin a que había estado destinado.
Se escogió para su edificación el llamado Hipódromo del Norte, con una ancha avenida que atravesó el antiguo pueblo de Jocotenango, hoy desaparecido.
A poca distancia se encuentra el mapa de relieve de la República, que hicieron, por orden presidencial, los ingenieros guatemaltecos Francisco Vela (1859-1909) y Claudio Urrutia (1857-1934), siendo su constructor Domingo Penedo. Ello estuvo asociado con las llamadas Minervalias. Se elaboró entre abril de 1904 y octubre de 1905.Tiene dos escalas, una horizontal (1: 10,000) y otra vertical (1 :2000), a fin de resaltar mejor las variaciones del suelo. Ocupa una superficie aproximada de 1,800 metros cuadrados; y está aislado por una baranda perimetral. Se han construido dos "observatorios" elevados, a fin de que los visitantes puedan apreciar mejor el mapa.1
Años después tuve un segundo contacto sobre la asociación de las Minervalias con el magisterio, al visitar el cementerio de un pueblo alejado de la capital; para mi sorpresa aprecié dos modestas tumbas que apenas sobresalían un metro del suelo y que al frente reproducían toscamente unas columnas y un frontón. Se trataba de enterramientos de maestros de escuela; sus familias habían considerado que los "mentores de la juventud" merecían ese homenaje, ya que su oficio se identificaba con los Templos de Minerva de aquellas fiestas.
Muchos extranjeros se sorprendieron al encontrar en Guatemala templos clásicos en medio del "trópico", rodeados de exuberante vegetación tropical. El escritor inglés Aldous Huxley (1894- 1963), quien visitó Guatemala a principios de la década de 1930, observó extrañado, al viajar por tren desde la costa del Caribe a la capital, "On the fringes of particular/y dismal shanties a large Greek temple made of cernen/ and corrugated iron that dominated the landscape for miles around". En especial le disturbó la ironía de las chozas, "the tin-roofed temple", y el nombre del poblado: El Progreso.2
A continuación voy a hacer algunos comentarios sobre la "historia" de ese esfuerzo, que se mantuvo durante los veintidós años del régimen "cabrerista", como una muestra del uso y abuso de la tradición clásica a favor de un dictador.
Es oportuno indicar que el Templo a Minerva fue dinamitado en 1953 por decisión de la alcaldía capitalina. Dicha acción fue duramente criticada por muchas personas. Se dijo que la justificación fue hacerle espacio al diamante de beisbol que se encuentra al lado oeste. |
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