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INTRODUCCIÓN.
¿Qué ventajas y desventajas tiene desarrollarse en una
institución que aplica el enfoque coeducativo o el diferenciado? ¿Qué
recuerdos positivos o negativos guardan las personas (hombres y
mujeres) acerca de la institución o instituciones educativas a la o a las
que asistió durante sus años de escolaridad? ¿En qué forma influyeron
esas primeras experiencias de contacto con el sexo opuesto en el
desarrollo de sus relaciones interpersonales? Después de estas
primeras reflexiones, habría que preguntarse: ¿cómo se han proyecto
éstas en el futuro, en la vida adulta? ¿Han facilitado su inserción en la
vida social, laboral o académica o por el contrario, han sido un
obstáculo?
Quizás ésta no sea la primera vez que el lector se ha cuestionado
estas dudas muy en su interior, o bien, que haya conversado con algún
amigo, amiga o colega de confianza tratando de imaginar la mejor
respuesta posible. Estas y otras interrogantes relacionadas con el
tema han servido de guía para plantear la pregunta central de este
trabajo: ¿Cuál es la mejor forma de educar a las niñas, niños y
jóvenes: separándolos por sexo o en forma mixta?
Al respecto, la Confederación de Padres y Madres de Alumnos,
COFAPA, en su estudio La educación diferenciada. Una opción por la
diversidad, es muy clara al presentar argumentos como el siguiente:
«Varón y mujer tienen modos diversos de vivir su idéntica
dignidad personal y, en consecuencia, la escuela debe
facilitar que cada estudiante cultive las cualidades propias de
su modo de ser, la masculinidad y la feminidad, rasgos
constitutivos de la persona.» (COFAPA: 2004).
El significado de la cita anterior parece ser el centro de atención
de un eterno debate que se ha dado, básicamente, entre dos modelos
educativos: a) coeducación y b) educación diferenciada. Ambos
apoyan y desarrollan un proceso educativo que tiene como meta
procurar el bienestar tanto de niños como de niñas y adolescentes. Sin
embargo, estas dos modalidades toman caminos divergentes en su afán
para lograr sus propósitos. Cada uno de estos modelos educativos
cuenta con un programa diferente a partir de sus propios argumentos
filosóficos; define sus fines y metas, enumera sus ventajas y desarrolla
una cultura escolar, hasta el punto de contradecirse entre sí para
justificar las bondades que ofrecen a miles de niños, niñas y
adolescentes alrededor del mundo.
Las mismas sociedades en las cuales se han implementado estas
dos modalidades, se encuentran actualmente divididas en cuanto al
hecho de aceptar las ventajas que cada programa ofrece a los
educandos de uno y otro género en los diferentes niveles de
escolaridad. La evolución que estas dos opciones educativas ha tenido
en las últimas décadas es el resultado de la adaptación de algunas
sociedades a las demandas del mundo actual, pero no así de todas.
Sin importar de qué sociedades o demandas en particulares se
esté haciendo mención, se debe tener presente que a lo largo de su
vida, todo ser humano vive experiencias variadas que se organizan en
ciclos, los cuales a su vez, se entrelazan unos con otros. Estos ciclos
de vida van creando diferentes escenarios que pueden satisfacer o no,
las necesidades propias de la naturaleza humana. Paralelamente a las
etapas de desarrollo puramente biológicas que a cada uno nos ha
tocado vivir, todos hemos vivido también una vida social que se lleva a
cabo en la comunidad en la que crecemos y nos desarrollamos, siendo
la escuela uno de los escenarios más importantes entre los antes
mencionados. De nuestro paso por la escuela, es indudable que todos
guardamos recuerdos imborrables.
Algunos de estos recuerdos, están relacionados con las
experiencias que vivimos durante la niñez y la juventud, ya fuera en
centros coeducativos o bien, de enseñanza diferenciada. Cuando
recordamos cómo fueron nuestras primeras experiencias con las
personas del sexo opuesto, ya sea dentro de un ambiente escolar
estructurado o bien, dentro de un ambiente estrictamente social, todos
somos capaces de recordar anécdotas que han perdurado años y hasta
décadas y que mucho tiempo después, aún nos persiguen e influencian
ya sea en forma positiva o negativa.
Si ambos programas ofrecen ventajas y desventajas para ambos
géneros, ¿cómo se puede saber con certeza cuál de ellos es mejor que
el otro para las niñas, pero no para los niños y viceversa? ¿Qué hace
la diferencia entre estas dos formas educativas? ¿Es uno de ellos
mejor sistema que el otro en cierta etapa de la vida escolar? ¿Cuál de
ellos expande o bien restringe el desarrollo natural de niños y niñas?
¿Qué papel se espera que la escuela adopte en este debate? ¿Qué
influencia ejerce la sociedad en el desarrollo de cada uno de estos
sistemas educativos? ¿Podría la escuela crear una nueva modalidad
que combine lo mejor de ambas? ¿Qué preparación requieren las
nuevas generaciones de docentes en relación al tema de la
coeducación y educación diferenciada? ¿Qué diseño curricular será el
que enfrente de mejor manera y satisfaga las exigencias de los nuevos
paradigmas educativos del presente y del futuro?
Este trabajo de graduación, en la modalidad de ensayo, se enfoca
en el análisis crítico de las fortalezas y debilidades que tanto la
coeducación como la educación diferenciada ofrecen a los estudiantes
del nivel primario y ciclo básico en Guatemala como en otros países del
mundo. RR |
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