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El fenómeno musical andino, al igual que otras manifestaciones artísticas
latinoamericanas, comparte tanto orígenes pre-hispánicos como impuestos
durante la conquista, siendo el resultado una mezcla o mestizaje, rico en texturas
y variantes. Las obras de corte académico/folklórico de inicios del siglo XX
desataron una necesidad de encontrar un “génesis” musical en un campo donde
todo el conocimiento era transmitido solamente por tradición oral. No fue sino
hasta la década de los años ’60 que se comienza a “re-descubrir” este mundo
sonoro, vinculándolo a la problemática social que se vivía en esa época.
Posteriormente los medios masivos de comunicación se encargaron de hacer lo
suyo con este patrimonio cultural intangible.
Valiéndonos de ciencias auxiliares como la Musicología y la Organología,
podemos incursionar en las peculiaridades meramente musicales de este género,
descifrando así características únicas, propias de cada forma musical, además de
analizar con suma precisión la célula rítmica así como su instrumentación típica.
Ritmos como el Huayno y la Cueca, son ejemplos perfectos de ese mestizaje
anteriormente mencionado, los cuales fungen como acompañamiento a las danzas
del mismo nombre, respectivamente. Otras danzas de origen afro-boliviano que
poseen atributos similares en actividades festivas son la Saya y la Morenada, que
son muy características de la celebración del Carnaval.
Toda manifestación artística, así como todo hecho folklórico, está sujeto a
una constante e inevitable evolución, atendiendo a las necesidades propias de
cada cultura. Todo esto dependiendo de la época y las circunstancias políticas y
económicas, pero principalmente de su función social. |
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