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De acuerdo con los datos publicados por algunos organismos
internacionales, un 10% de la población mundial sufre
algún tipo de deficiencia que puede convertirse en minusvalía,
si no se toman las acciones oportunas para evitar que el
individuo sea marginado de las actividades propias de la
sociedad en que vive. Durante siglos, las personas incapacitadas,
en su mayoría, han sido confinadas en instituciones
especiales, han permanecido ocultas en sus hogares o, en el
mejor de los casos, han asistido a escuelas especiales. Las
personas incapacitadas deben gozar de los mismos derechos y
obligaciones del resto de la población. Es urgente emprender
acciones inmediatas que les permitan ser tratadas sin discriminación.
Una de las acciones más urgentes es permitirles
gozar del derecho a la educación: facilitándoles el acceso a
las escuelas regulares. Se reconoce, por supuesto, que las
escuelas regulares deberán tener cierta flexibilidad para
adaptarse a los requerimientos especiales de estos individuos.
Para coadyuvar a la integración de estas personas a la
escuela se consideró pertinente elaborar un modelo que se
adapte a las diferentes necesidades y características, tanto
de las personas incapacitadas, como de las diferentes
instituciones. Este modelo incluye los principios, los
elementos y las cuatro diferentes modalidades que se proponen
para facilitar el proceso de integración. RR |
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