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El estanco de bebidas embriagantes en Guatemala: 1753-1860.

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dc.contributor.author González Sandoval, Magda Leticia
dc.date.accessioned 2017-06-28T00:02:24Z
dc.date.available 2017-06-28T00:02:24Z
dc.date.issued 1990
dc.identifier.uri https://repositorio.uvg.edu.gt/handle/123456789/2008
dc.description Tesis. Licenciatura en Historia. Facultad de Ciencias Sociales (222 p.) en_US
dc.description.abstract INTRODUCCIÓN. Algunas de las rentas estancadas que han sido objeto de investigación histórica en Guatemala son la pólvora, la nieve, los tintes y los naipes. Consideramos que tanto el aguardiente Como la chicha merecían ser estudiados como rentas de la Hacienda porque revelaban, en más de una forma, una problemática social interesante: la embriaguez entre indígenas y las llamadas castas y la solución económica que se le intentó dar al estancar ambas bebidas. Además, su estudio podía ser una vía para ilustrar el delicado equilibrio de la sociedad guatemalteca en los últimos años del período colonial y en los primeros de la época independiente. En el periodo colonial, la renta del aguardiente tuvo dos etapas de control administrativo: la primera, como arrendamiento concedido a la ciudad de Santiago de Guatemala y la segunda, como real administración. Ambos procesos se desarrollaron teniendo como entorno las medidas que el Estado tomó repetidamente para tratar de controlar la embriaguez, así como la fabricación y venta clandestina de ambas bebidas. De más está decir que dichas medidas no llegaron a cumplir con el cometido para el que fueron dictadas. A pesar de la existencia de las rentas estancadas, ninguno de estos factores pudo ser controlado. Agréguese a esto la tenaz oposición que el Ayuntamiento, después de perder el arrendamiento del estanco de aguardiente, presento a éste, promoviendo indagaciones para tratar de demostrar que "los males de la República" provenían exclusivamente de la autorización de la venta de aguardiente y de la embriaguez, su consecuencia directa. Un rasgo que va a distinguir este período es la tendencia a "olvidar" las cuestiones financieras (es decir, el beneficio que el erario obtenía de las rentas estancadas.) y reducir la problemática a un planteamiento ético y moral. El estanco de chicha, cuya primera etapa fue muy corta (1798-1801), se desarrolló bajo las mismas tendencias, guardando las debidas proporciones, pues aunque el consumo de la bebida era mayor, por la relativa facilidad con que podía (y puede) fabricarse y por ser bebida regional, los ingresos obtenidos por esta renta no llegaron a alcanzar la magnitud de los percibidos por concepto de aguardiente. Durante la época independiente, los estancos de aguardiente siguieron funcionando bajo el sistema de arrendamiento a particulares -llamados estanqueros o asentistas- de la misma manera en que se venía haciendo desde 1803, y fueron llamados indistintamente estancos, rentas o ramos. Una de las medidas que se tomaron durante el gobierno independiente de Gabino Gainza fue la creación del estanco de chicha (1822), que siguió vigente hasta el final del período estudiado. Ambas rentas continuaron llamándose estancos, aunque por definición el término es inapropiado, en tanto que las rentas reales han desaparecido. En los primeros años de este período la Tesorería General "y luego la Administración General de Rentas" tuvo tres fuentes de ingresos: alcabala, aguardiente y chicha. El peso de los mismos recayó sobre la primera, no obstante, el aguardiente contribuyó a sufragar los gastos generalmente relacionados con la manutención de las milicias. En los años siguientes (1830-40) se dictó una serie de medidas dirigidas a controlar el funcionamiento de los estancos y a obtener mayores ingresos por el arrendamiento de los mismos. A partir de la década de 1840, el Estado inició una nueva modalidad en el arrendamiento de los estancos: los remato por ciudades o pueblos y en algunos casos por departamentos. Esto obedeció a que la Hacienda Pública tenía cada vez más deudores por concepto de estas rentas. Al centralizarla en pocas manos se esperaba que los ingresos fueran recaudados con más facilidad. En este período, la Compañía comercial de los señores José María Samayoa y José Tomás Larraondo se convirtió en la principal arrendataria de los departamentos del centro y sur del país. Esta operación, cuya primera noticia proviene de 1847, se prolongó hasta 1866, en virtud de sucesivas contratas celebradas entre el gobierno y la Compañía, en las que el primero concedió la exclusividad para la fabricación, venta y expendio de aguardiente y chicha en los departamentos de Chimaltenango, Sacatepéquez, Guatemala, Escuintia y los distritos de Amatitlán y Santa Rosa, a cambio de préstamos que Larraondo y Samayoa le proporcionaba. Las necesidades del Estado y la imposibilidad de cubrir su déficit presupuestario lo obligaron a sostener estas sucesivas concesiones, de tal suerte que en 1858 la Compañía tenía asegurado el monopolio ya aludido hasta el año de 1866. Estas contratas también reservaban a Larraondo y Samayoa la libertad de subarrendar los estancos; en esta operación se centró gran parte del beneficio económico que ellos obtuvieron. El arrendamiento de los estancos de uno o varios departamentos no fue privilegio exclusivo de la Compañía, otros particulares también participaron de estas concesiones del gobierno. Aunque a estas alturas es evidente que los motivos para conceder los arrendamientos de los estancos son económicos, todavía el gobierno insistía en señalar que tales medidas se tomaban con el afán de reprimir la embriaguez. El último paso en el proceso aquí aludido es la creación de la Compañía General de Aguardientes, en 1866. Esta se aseguró, mediante una contrata con el gobierno, el control de los estancos de aguardiente en toda la República hasta el año de 1873. En cuanto a las bebidas embriagantes aquí consideradas puede decirse lo siguiente: el aguardiente se obtenía a partir del zumo de la caña de azúcar, dejándosele fermentar. También se utilizaron como ingredientes para su elaboración el trigo y la panela. El alambique era de uso corriente en su fabricación. La chicha, considerada como bebida regional "en tanto que es propia de los habitantes naturales del país" es el producto del maíz que se ha fermentado. Se obtiene también a partir de alguna fruta, de ahí puede haber muchas clases de chicha: la piña y el llamado "jocote de chicha" también sirven de base al fermento, del cual la panela es un ingrediente básico. Cuando ambas bebidas se estancaron se vendieron al público por cuartillos, cierta medida que, como su nombre lo indica, es la cuarta parte de un "azumbre" y equivale a 504 mililitros. Los puestos de distribución de las bebidas embriagantes recibieron varios nombres: las tabernas (después llamadas fondas), destinadas a la venta de vinos y licores extranjeros, cuyo nombre también se le dio a los puestos de venta de aguardiente de caña que existieron cuando el estanco fue concedido en arrendamiento al Cabildo de Santiago de Guatemala. Cuando funcionó como real administración los puestos de venta fueron llamados estancos o estanquillos nombres que se siguieron utilizando en la época independiente. El objeto de estudio planteado fue el establecimiento y desarrollo de los estancos de aguardiente y chicha, los niveles de productividad en sus diferentes etapas y las implicaciones sociales y económicas presentes a lo largo de las mismas, especialmente en lo que se refiere a la embriaguez. El período estudiado se inicia en 1753 -año en que se creó la renta estancada de aguardiente- y finaliza en la década de 1860. La región geográfica corresponde a los actuales departamentos del centro y sur de la República de Guatemala. Esto no impide que se mencione información que implique la totalidad del Reino de Guatemala. Para la época independiente la información alude exclusivamente al Estado y República de Guatemala, haciendo énfasis en los departamentos ya mencionados. Sin embargo, en la medida de lo posible se hará referencia a otros departamentos del país. Las fuentes documentales provienen exclusivamente del Archivo General de Centro América. Por esta razón predomina el punto de vista estatal, No se considera el papel que la Iglesia pudo haber tenido como Institución en el proceso que aquí se estudia, pero esto no impide que se mencione la intervención del cloro secular en el mismo, cuando fue consultado por las autoridades locales. Esta investigación pretende: a) Dar un panorama general de los sucesivos procesos de establecimiento y desarrollo de los estancos de bebidas embriagantes y su incidencia en el entorno social y económico. b) Establecer, en términos generales, los beneficios económicos que ambos estancos reportaron a las arcas estatales, tanto en la época colonial como en el período independiente. c) Demostrar que el desarrollo de los estancos de bebidas embriagantes en Guatemala obedece principalmente a la búsqueda de una solución económica para una problemática social muy definida: la embriaguez. RR en_US
dc.language.iso es en_US
dc.publisher Universidad del Valle de Guatemala en_US
dc.subject Bebidas alcohólicas - historia en_US
dc.subject Guatemala - historia - colonia en_US
dc.title El estanco de bebidas embriagantes en Guatemala: 1753-1860. en_US
dc.type Thesis en_US


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