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El patrón alimentario de las culturas mesoamericanas ha variado a través del tiempo y el espacio. Debido a la diversidad de zonas ecológicas que conforman el área y a la selección particular de cada cultura especifica, sus miembros se adaptaron a su medio ambiente en forma diferente. De tal manera, el sistema de obtención, producción, recolección, preparación e ingestión de alimentos no ha sido homogéneo ni unilineal desde el momento en que el hombre mesoamericano empezó a producir algunos de sus alimentos.
Este proceso de desarrollo heterogéneo del patrón de subsistencia de las diversas áreas culturales fue modificado por la conquista española, la cual influyó, en diferentes grados, en la evolución natural de las poblaciones mesoamericanas, introduciendo cambios en su forma de vida y por lo tanto, en su sistema alimentario. La colonia, la independencia y el diferente desarrollo político, económico y social de cada cultura, también repercutió en dicho patrón.
A pesar de estas variaciones regionales, el maíz ha ocupado un lugar central en la vida económica, nutricional y ritual de las poblaciones mesoamericanas. Los demás alimentos han sido secundarios o prescindibles, aunque su importancia y proporción dentro de la dieta alimentaria han diferido en cada región.
De esta manera, la creencia generalizada de que la combinación de maíz, frijol y calabaza, conocida como "triada" o "trinidad" del indígena mesoamericano, constituye la base de la subsistencia de las poblaciones del área, no puede aceptarse en forma concluyente. RR |
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